Hoy, un amor -de esos que uno no sabe si son viejos o actuales- me regaló (por así decirlo) dos canciones. Seleccionó dos bellas canciones, las abrazó y tiernamente y casi al oído me dijo que con ellas iba a estar cerca suyo.
Él es un hombre complicado. Que cree no saber lo que quiere, pero en el fondo sabe que lo
sabe. Un hombre que no se anima a muchas cosas. Es alguien que creo tiene mucho coraje en su interior y a la vez no actúa como su deseo impone.
Yo en cambio, estoy despierto sintiendo esas canciones, buscando en cada palabra un poco de aire.
¿Quién nunca regaló una canción? pero a la vez ¿qué significa eso? ¿acaso importa?
Yo regalo palabras, y con ellas un poco de mí. A veces no regalo nada. Pero cuando es el turno de la música, no la regalo. Será la costumbre, la avaricia, o vaya a saber qué. Lo escencial parece confundirse a veces y deja de ser invisible a los ojos.
Todavía suena Camila en mi ordenador, y todavía sigo escribiendo.
Todavía seguimos sientiendo cada palabra de esa música y todavía cada uno estará sabiendo que existe el otro al otro lado del océano.
Con miedo, pero no sin seguridades dejaré el ordenador y partiré a otro mundo, uno cercano al onírico, que muchas veces logró acercarme a él. Yo, regalo sueños. Y más de uno le regalé.
Me acerca mi mirada, y mi deseo. Un sueño menos para mí, y un regalo más para él.
BCN 07-01 06.04
Él es un hombre complicado. Que cree no saber lo que quiere, pero en el fondo sabe que lo

Yo en cambio, estoy despierto sintiendo esas canciones, buscando en cada palabra un poco de aire.
¿Quién nunca regaló una canción? pero a la vez ¿qué significa eso? ¿acaso importa?
Yo regalo palabras, y con ellas un poco de mí. A veces no regalo nada. Pero cuando es el turno de la música, no la regalo. Será la costumbre, la avaricia, o vaya a saber qué. Lo escencial parece confundirse a veces y deja de ser invisible a los ojos.
Todavía suena Camila en mi ordenador, y todavía sigo escribiendo.
Todavía seguimos sientiendo cada palabra de esa música y todavía cada uno estará sabiendo que existe el otro al otro lado del océano.
Con miedo, pero no sin seguridades dejaré el ordenador y partiré a otro mundo, uno cercano al onírico, que muchas veces logró acercarme a él. Yo, regalo sueños. Y más de uno le regalé.
Me acerca mi mirada, y mi deseo. Un sueño menos para mí, y un regalo más para él.
BCN 07-01 06.04