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Qué horror !

Qué horror ! Ya nunca sabremos si fue casualidad o una causalidad. No sé, tal vez sea siemplemente como decía Silvio un poco de causas y un poco de azares.

La cosa es que yo compré cuatro velas. Dos rojas y dos verdes, y me dispuse a disponerlas juntas. De los más o menos diez o quince colores que había en la tienda, elegí ésos dos.
Tú llegas, lo vez y lo primero que dices es "son los colores del pai Oggun, ¿sabías?" -"No" (y casi dudé en decir "no").

Nunca sabré si en verdad simplemente eran los colores que me gustaban o atrayeron y los escogí.
Nunca sabré si el pai Oggun me guió a escoger esos colores por su gusto y pertenencia.
Nunca sabré si en verdad yo recordaba muy en el fondo de mi memoria que ésos eran los colores del pai Oggun, y él mi pai.

Tú sabes que existen pais y que existen colores. Tú sabes que el mío es Oggun y verde y rojo. Y que cerca me ronda una mai, de la cual ¿no recuerdo? su nombre.
Yo sé que hay colores, sé que hay causa y azar, sé que hay energías, se que pudiera haber pais y mais.

Acaso ambos tendremos verdad. Qué horror ! Nunca lo sabremos ! !



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Nota al pie: pareciera insignificante acaso la propuesta. Sin embargo, presta atención, no lo es.

Diálogo del escritor: -¿dónde quedó el amor? -¿Qué?, ¿acaso no lo ves?, ¿acaso eres ciego?, No intentes engañarte, redunda en cada letra, de otra manera no sería posible.

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