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Mi primer marcha

Obiamente, mi primer marcha, y ya era momento para escribir.

Tengo tantas impresionaes y tantas cosas en la cabeza de una tarde tan corta.
La gente, el movimiento, el reclamo, la fiesta, el "orgullo".

Mi impresión general fue muy buena. La marcha es más o menos lo que promete, ni mucho más ni mucho menos. Sin embargo, una cosa parecía desentonar en el medio de tanta virtuosidad. por alguna razón, yo noté a la marcha como... sin ganas, por así decirlo. Y esto quiero contarlo más en detalle. Me quedé con la sensación que la marcha se hacía por que se hace, y ya. Algo así como que las personas iban por ir (como para no perder la costumbre) o como para salir a pasear el sábado. Supongo que había demasiada gente sin entusiasmo. Me dio mucha pena, y espero los próximos años esto cambie. Un amigo dijo "es todos los años lo mismo", y tal vez tenga razón, pero aunque así fuera, el desgano me sorprendió y preocupó.

Por un lado, y un poco preocupante, fue la organización de la marcha. Por alguna razón, demasiados detalles que deben ser atentdidos en este tipo de manifestaciones, no fueron tomados en cuenta. El inicio de la marcha que no fue más que de repente emepzar a caminar con una leve música. El corte de las calles, que por su fallo provocó que muchos vehículos interrumpan el paso y las "carrozas" se distancien cuadras entre sí. Los micros de pasajeros parados en Congreso. El final con la concentración en ésa misma plaza, para el cuál no se esperó a que llegue el total de la gente, y además se realizó en una parte de la plaza (que si bien es la más grande) es ridículamente chico para la cantidad de gente que había. En fin... miles de soluciones se me ocurren para estas cosas, pero parece haber sido de no importancia (o tal vez será que la organización que organiza es demasiado pequeña, no lo sé).

Por el otro lado, el de los participantes. Hablo de las carrozas-caminoes como de quienes caminamos por las calles. Noté la misma falta de entusiasmo... en las carrozas demasiada gente parada simplemente mirando hacia abajo o colgados pensando en algo (cuando el parlante tiraba a pleno música bailable), abajo, más o menos la misma historia. Mucha gente dirá, que esto es un reclamo social y que con la fiesta se opaca u olvida el reclamo. Y sé que éso puede ser cierto, pero también sé que no lo es necesariamente. Sea como sea, noté desgano, y éso me hizo pensar en Argentina, y en qué estará pasando que estamos así. Todavía no sé la respuesta.

Al márgen de todas estas cosas que me shokearon un poco, la marcha (ya no quiero ponerle nombre "del orgullo" "de la diversidad" o como quieran llamarla) me gustó mucho, y me pareció un evento al cual voy a seguir yendo. Simplemente junta demasiadas cosas buenas como para seguir excluído de ella. La multitud de gente, el reclamo, la integración, la fiesta, la buena energía, las agrupaciones políticas caminando (hubiera cambiado su bombo por música, pero bueno, todo no se puede), los boliches apoyando, el club de osos, las organizaciones sociales, los extranjeros curiosos, los disfrasados, los que simplemente caminaron y o bailaron. Todo, en conjunto con más y con menos, con aciertos y errores, con todo lo que un caso así amerita, todo eso es virtuoso e importante. Todo forma un gran compendio del cual como parte de la sociedad estoy orgulloso.

La sociedad se va moviendo, poco a poco y parece que en buen camino. Espero que así siga.

Fero, Marcha 2011 - 05/11/2011

Fero _ BA 05/11/2011

Y cada vez que se va, vuelve. Por la misma acción, vuelve.

Cuando se fue, con una palabra penetró mis neuronas más íntimas y así, solo quedé.

Esta vez, con un puñal, ni grande ni chico.
Un puñal directo a mi hígado.
Así la grasa comenzó a brotar en mi cuerpo, y cada vez mi piel fue más brillante y resbalosa.

La segunda vez, mucho más pequeño, fue simplemente una aguja.
Pinchó mis pulmones.
Mi respiración fluctuó. Apnea, asma, desmanes, hiperventilación.

Esta otra vez, volvió con un martillo.
Uno a uno pegó a mis dedos y mis pies.
Ya nunca más caminé sin bastón. Ahora rengueo y llevo zapatos ortopédicos.

La cuarta vez una tijera.
Cortó mi pelo.
Desde entonces sólo crece desparejo, sobre manchones y de a diferentes colores.

Una vez más, y ahora trajo consigo un cuchillo.
El vil metal penetró mis partes más íntimas.
Mas no me importó. La energía siempre encuentra su camino para salir.

La sexta vez trajo una cinta.
La colocó en mi boca.
Dejé de hablar, y las palabras sólo fueron un recurso de la mente.

Otra vez más y esta vez fue vaselina.
La untó en mi ojos.
Las cataratas a penas me dejan distingur las luces.

y así, siguió.

Ninguna vez tocó mi corazón, y aún no sé porqué. Tengo sospechas, pero sólo sospechas.
Han pasado ya los años, y siemrpe vuelve, y así como vuelve se va.
Siempre que se va, lleva consigo un pedazo de mi cuerpo como trofeo,
o como un simple juego del cual disfruta de manera sádica
(y masoquista, porque oculta su enorme dolor).

Sé los límites, sospecho el infinito, pero lamentablemente sé los límites.
Están cerca y nada puedo, o nada quiero hacer.
Me espera mi inevitable destino, la resolución: o la salvación o la muerte.
Ambas, casi siempre tan parecidas.



Fero _ BA 05/11/2011

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